Fue un partido bronco, intenso, disputado y cerrado que parecía destinado a acabar en empates sin goles. Hasta que Gilardino saltó al campo para tocar su primer y único balón y hacer un gol que enmudecía al Olímpico. La victoria se iba de manera triste y postrera como ha sucedido varias veces a lo largo de la temporada.
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Toro, el triunfo de la esperanza
Pero el Toro creyó, tuvo más fe que nunca y no se rindió a pesar de que el tiempo se agotaba y en el mismo lapso que tardó el delantero del Genoa desde su salida al césped hasta su gol, los de Ventura dieron la vuelta al choque en el descuento para locura de los tifosi y de los jugadores. No podían ser otros los protagonistas de la remontada del año. Primero Immobile y luego Cerci. Dos zarpazos de talento puro por parte de los estiletes y líderes de un grupo sólido y competitivo pero en el que decide el rumbo la inmensa calidad de Ciro y Alessio. Siempre y sin excepción. Bendita dependencia.
La victoria reaviva el fuego de la esperanza europea. Un sueño que se escapaba pero que en apenas un minuto resucitó de las cenizas con más fuerza que nunca para alegría e ilusión de todos los corazones granata. El próximo domingo en Roma ante la Lazio, un rival directo con las mismas aspiraciones, no queda otra que seguir echando leña para mantener la anhelada llama.
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